Con la llegada del otoño y el descenso de las temperaturas, nuestro organismo se expone a epidemias estacionales como la gripe, que si no se previenen pueden acabar por pasarnos factura. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, estas amenazas nos acompañan a lo largo de todo el invierno, e inciden con mayor virulencia durante el otoño, afectando especialmente a adultos de edad avanzada y niños.