Joselito, La Española, Carmencita, Conguitos, Torres o Gullón… alimentos y bebidas ‘Made in Spain’ se abren paso en China tras cerrar el 2016 con exportaciones de 1.169,5 millones de euros (+48 %), el mayor crecimiento de la UE y el segundo a nivel mundial, tras Brasil.
Carnes, vinos y aceite de oliva son los productos “estrella” en China, con crecimientos anuales del 81 %, 23 % y 14 %, respectivamente, a los que se añaden lácteos, frutas, jamón curado, pastas, agua mineral…
Las agroalimentarias han logrado sortear las dificultades de este país por su tamaño, gustos y barreras de entrada -exigencias sobre packaging o declaración de ingredientes-; y enfrentarse al plagio de marcas y a retos logísticos: a los 35 días de viaje “de puerto a puerto”, debe sumarse el tiempo que tarda el CIQ (China Inspection and Quarantine) en autorizar la distribución de las mercancías.
Carlos Barón dirige la consultora Tradeco, con más de dos décadas asesorando a empresas a “aterrizar” en la compleja China, como Helios, Inés Rosales, Galletas Asinez o Golosinas “Fini”. Este experto detecta oportunidades aún en segmentos como el pescado congelado, productos de quinta gama o “listos para comer”, cereales para desayuno, snaks salados y bebidas como las cervezas.
También resalta la pujanza del comercio electrónico, que cada vez competirá más con el retail: “si quieres vender en China, hay que hacerlo muy bien en on-line, lo que necesita invertir, buscar socios adecuados y estar muy encima del negocio porque, si hay fallos y no los atiendes, una marca puede desaparecer con facilidad.
Eso incluye entender muy bien el “social consuming”, es decir, los comentarios y dudas que se vierten on-line sobre los productos, ya que para los chinos es tan importante comprar como compartir sus experiencias en Internet y redes.